Pequeñas gotas bajaban por su rostro blanquíceo.
Posó sus manos en sus mejillas cara secar aquellos surcos de lamentos y aunque tratase de calmarse, ellas salían por si solas.
Pensó que ese día sería especial, y que tal vez la lluvia calmaría su tormento interno. Mas no pensó que al salir a caminar, un mundo ajeno a sus problemas la rodearía.
Ella siempre se centraba en sí misma, huyendo de todo y de todos. Nunca pensando que en su corazón alguien aún guardaba la esperanza de entrar en él.
Y tarde fueron los momentos en que la culpabilidad acecharía en su cabeza...
Esa tarde en que fue al hospital se dió cuenta de cuanto le quería.
Pero al entrar en la habitación, la muerte se posó en sus ojos, dándose cuenta que ya era demasiado tarde.
¿Qué si recien se daba cuenta de sus sentimientos?,
¿Qué si su corazon latía más en cada lágrima derramada?
¿Que si su amor se marchitaba?
...ya nadie respondería por él.
