Y fueron aquellos momentos, en donde una brisa cálida envuelve nuestros cuerpos y nos acaricia tiernamente.
Nos entrega la vitalidad y la fuerza que vendrán cada día, junto a nuevas aventuras y anhelos... de que las esperanzas de nuestros corazones por fin se hagan realidad.
Y levantamos la mirada ensoñadora, aguardado en lo más profundo de nuestro ser, que el momento presente nunca acabe.
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